Sentimientos que se entregan a ciegas,
potentes e irrompibles,
capaces de hacer volar,
también pueden destrozar.
Incapaces de ver o dar nuestro ser sin caer,
cayendo en la ilusión que consumirá al corazón.
Difícil es creer que podemos soñar,
cuando realmente un papagayo serás,
manipulado de un nudo que fácilmente se romperá.
Vulnerables y tan frágiles caemos,
como plomo al suelo y quedando sin aliento.
Es un van y ven; de sentir mas que ver,
aquellos ojos que se desvanecen en la oscuridad,
detrás de la mascara se ocultará.
Sentimientos que se pierden víctimas del juego,
sin ver realmente al titiritero de este cuento.
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